Estoy probando un nuevo formato: versión auditiva!
(no, no esperé hasta Enero)
Versión audio del newsletter:
A pesar de que el balance de mi año yo lo hago en Febrero (cumplo años y además cierra el año astrológico), tradicionalmente Diciembre para muchos es mes de balances. Nos ponemos reflexivos, a veces un poco melancólicos y nunca falta la (auto)exigencia golpeando la puerta de atrás y queriendo sentarse en la mesa.
Siento que estos últimos meses fueron muy movilizantes energética y emocionalmente para mucha gente (uf, para mí muchísimo. Ya escribiré algo de eso). Lo veo en los procesos de coaching que acompaño, en mi círculo íntimo, y en el aire que circula en calle. También siento un poco de desmotivación, desesperanza y cansancio, que va más allá de la época del año.
Por eso hoy solo quiero compartir un poema con el que me encontré esta semana y que ilustra muy bien lo que venía pensando y sintiendo estas semanas.
El poema original es de Maggie Smith, y es en inglés.
Antes que nada: las matemáticas implícitas en el poema son metafóricas y no son números reales.
Me llevan a esa sensación de que las cosas están tan siempre perfectamente equilibradas, como en la naturaleza. Y pensaba también que a pesar de que en cualquier momento pueden inclinarse hacia lo ‘bueno’ o en la otra dirección, en general desde mi experiencia, se inclinan mucho más a favor de lo positivo que de lo negativo, aunque en el momento no lo podamos ver claramente. Si miras para atrás ¿podes apreciar eso en tu propia experiencia?
Me gusta este poema porque es fundamentalmente esperanzador, sin dejar de reconocer la dificultad. El término en psicología es ‘Grounded Hope’: una esperanza que también reconoce la realidad.
La esperanza es diferente al optimismo. En la esperanza hay un factor activo, como en el poema: ‘Tu podrías hacer que este lugar sea maravilloso’. Un sentido de agencia, de energía dirigida hacia lo que queremos + la percepción de nuestras capacidades para planificar y lograrlo.
Hay un tipo de esperanza al que llegamos como resultado de haber pasado tiempo en la oscuridad y, por lo tanto, no sólo valoramos más la luz, sino que aprendimos de ella.
Esto me parece clave, porque habla de nuestra experiencia.
Esos recursos, herramientas, conocimiento (cognitivo y somatico), aprendizajes que fuimos cultivando, perfeccionando, probando. Los que trabajan en coaching conmigo saben que hago mucho foco en ese kit de herramientas. Porque recordando y conociendolo es que el sentimiento de (des)esperanza se construye en nuestra mente-cuerpo.
Ya pasamos por esto, o por algo parecido, pero no somos las mismas personas: tenemos nuestros good bones. Sabemos con lo que contamos para hacer frente a los desafíos que vendrán. En inglés: we know better.
Y acá es donde entra el optimismo también presente en el poema. De nuevo, no es negar la realidad, ‘que el mundo es al menos la mitad de terrible’. Pero podemos elegir qué historia le contamos a nuestros hijos (y a nosotros mismos, claro).
Como dice el escritor David Foster Wallace en su maravilloso discurso ‘Esto es agua’, elegir qué y cómo pensar significa estar lo suficientemente conscientes para elegir a qué le ponemos atención y decidir cómo vamos a construir significados a través de la experiencia.
¿Mi atención va a ir a los pájaros que vuelan o a las piedras que se les lanzan?
Para mí la respuesta no es binaria. Pero puede ser selectiva. Reconozco e identifico las piedras, pero mi atención (energía) va hacia los pájaros.
En el balance que hagas del año, más allá de tachar por sí o por no si cumpliste con tus objetivos, te propongo que lo enfoques desde los aprendizajes que podes rescatar independientemente del resultado.
¿Qué podes sumar a ese kit de herramientas? ¿Qué huesos adicionales podes agregar a tu esqueleto? ¿Cómo esto suma a tu percepción de esperanza para los desafíos del año que viene?
Te propongo algunos ejercicios para este fin de año:
Ejercicio 1: Escribile una carta a tu yo de principios de 2023 contandole 3 (o más!) aprendizajes que tuviste este año, cómo los aprendiste y qué cambios generaron en tu perspectiva.
Ejercicio 2: Si te sentis desesperanzado, cansado y/o desmotivado de cara al próximo año, te propongo dibujar un esqueleto o simplemente crear una lista de los ‘good bones’ que desarrollaste a lo largo de este año. Identifica las fortalezas, habilidades y recursos personales que te sostuvieron en momentos difíciles y cómo pueden ser fundamentales para abordar los próximo desafíos.
Espero que este re-enfoque de balance del año te sirva para correrte del modo resultado, darte cuenta de todo lo que aprendiste este año, ampliar tu caja de herramientas y fortalecer el sentimiento de esperanza para lo que se viene.